Tener seguidores no es lo mismo que tener un negocio. Si todo tu imperio vive en Instagram, lo tuyo no es un negocio: es un préstamo con fecha de embargo.
Si solo estás en una red, no tienes comunidad, tienes casero. Y un día te subirá el alquiler... o te echará.
Diversificar no es moda, es supervivencia: blog, email, Telegram… trincheras propias que no caen con un cambio de algoritmo.
Estar en cinco redes repitiendo lo mismo es como ir a cinco bodas con el mismo traje y el mismo chiste. No es estrategia, es pereza.
El email no da likes. Da ventas. Y es el único activo digital que no se esfuma cuando alguien pulsa “suspender cuenta”.
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