Otro lunes de mierda (4): Gargantas profundas, SMI y Vergüenza Ajena
La vergüenza ajena es un sentimiento complejo.
Nace cuando observas a alguien hacer el ridículo y te das cuenta de que, en el fondo, esa persona podrías ser tú. La vergüenza ajena es lo que siento cada vez que veo a la gente peleando por el Salario Mínimo Interprofesional.
Los de un lado gritan que no se puede pagar más, que la economía se hunde, que si subes el SMI quiebran los negocios y el empleo se evapora. Los del otro braman que es un sueldo de miseria, que nadie puede vivir con eso, que hay que obligar a los empresarios a soltar la pasta. Dos grupos de esclavos chillando desde sus trincheras como si estuvieran negociando las tablas de Moisés. Y mientras tanto, los que de verdad mandan miran el espectáculo desde el palco VIP, riéndose de todos. Porque el SMI no es para ellos. Es un juguete, una migaja, un distractor para mantener la función en marcha.
Pero aquí estás tú, con el café frío, viendo cómo se lanzan los cuchillos. Defendiendo a una patronal que no te contrataría ni para regar plantas. Apoyando a un gobierno que se subirá el sueldo con la misma mano con la que te dice que hay que "ser responsables". Te han hecho creer que esta pelea es importante, que este es el debate clave de la sociedad. Y tú, pobre diablo, te lo tragas entero.
Un Peter Pan de manual, la gran polla del Estado hasta la campanilla.
No es que el SMI no importe. Claro que importa. Para los que lo cobran, es la diferencia entre pagar el alquiler o rezarle al casero. Pero la trampa está en hacerte pensar que esto es lo único que puedes discutir. Que lo máximo a lo que puedes aspirar es a pelear por 50 euros más al mes. Que tu destino es esperar a que un burócrata de traje decida cuánto vale tu vida.
La única verdad es que si tu gran batalla en la vida es el SMI, entonces ya has perdido. Si te pasas el día defendiendo que el salario mínimo suba o baje, sin moverte de ahí, eres un peón en el tablero de otros. Nadie se hace rico pidiendo un aumento del SMI. Nadie escapa del hoyo esperando que el Estado le resuelva la vida. Pero claro, pensar duele. Es mejor discutir en Twitter.
Deja de hacerte pajas mentales y aprende algo útil, hostia. Empieza por mejorar tu propio valor. Aprende una nueva habilidad, busca maneras de generar ingresos sin depender de un salario mínimo. En internet hay de todo: negocios, clientes, dinero. Pero claro, eso exige esfuerzo y no un retuit.
Rodéate de gente que no esté igual de jodida que tú. Si todo tu círculo se pasa el día lloriqueando porque la vida es injusta, vas a acabar con el alma más seca que un bocadillo de polvorón. Sal de ahí. Júntate con gente que sepa más que tú, que haga cosas, que mueva el culo. Se pega, como la peste, pero en versión buena.
Y lo más importante, deja de esperar a que te den permiso para hacer algo. No necesitas que el gobierno te diga que vales más, no necesitas que la empresa te suba el sueldo por pena. Ponte un precio, y si el mercado no lo paga, mejora hasta que lo haga. Nadie va a salvarte. O sales del agujero o te entierran en él.
En fin, este es otro lunes de mierda.
Haz algo para cambiarlo, no seas perro.