Muchos economistas de sofá dicen que Bitcoin no vale nada porque no genera flujos de caja. Y se quedan tan panchos. Como si las cosas solo tuvieran valor cuando pueden pagarte un dividendo trimestral. Como si el arte, el tiempo o un riñón sano en el mercado negro no valieran nada. Pero la realidad es otra, Bitcoin vale porque representa algo que escasea de verdad en este mundo moderno lleno de promesas huecas y billetes que se imprimen con más alegría que el confeti en una boda gitana. Es un activo que no necesita CEO, ni dividendos, ni balance. Solo necesita que la gente empiece a desconfiar, como lo está haciendo, del Monopoly que llaman sistema financiero tradicional. Y entonces, claro, lo valoran.
Muchos no lo ven porque siguen pensando en términos analógicos. Comparan Bitcoin con una acción de Telefónica como quien compara a un águila con una lavadora. No tiene sentido. La SEC en EE.UU. ya ha dejado claro que Bitcoin es un commodity, como el oro. Así que ajo, agua y adaptarse.
Y si te sigue sonando raro, haz el siguiente ejercicio, imagina que nunca en tu vida hubieses oído hablar del oro. Te lo enseñan y piensas que es solo una piedra brillante. No se oxida, es raro y es difícil de encontrar. ¿Y entonces qué hizo la gente hace 6.000 años? Decidió que serviría como dinero. No porque diera dividendos. Sino porque sobrevivía, pesaba y se podía dividir. Igualito que Bitcoin. Pero con una diferencia, Bitcoin no pesa y viaja más rápido que tu ex cuando sale una oferta de vuelos baratos.
La mayoría de los detractores de Bitcoin no entienden la diferencia entre utilidad y confianza. Lo que hace que algo funcione como dinero no es que sirva para construir un puente, sino que millones de personas crean que puede usarse para intercambiar valor.
Con el oro se necesitaban terceros que pusieran sellos, monedas, garantías. Bitcoin no necesita eso. Bitcoin eres tú, tu wallet y el código. Nada más. No necesitas permiso de nadie. Nadie puede congelarte la cuenta. Nadie puede emitir más. Eso, en un mundo donde los bancos centrales imprimen a placer, es literalmente un milagro financiero. No es especulación. Es defensa personal.
Bitcoin tiene una oferta limitada a 21 millones. Eso es lo máximo. No hay botón de imprimir. No hay rescates. No hay inflación impuesta por políticos nerviosos con elecciones a la vista. Y cada cuatro años, la red recorta a la mitad la cantidad de BTC que se generan, como un reloj suizo que detesta el despilfarro. Es elegante, matemático y brutalmente predecible. Mientras tanto, en los exchanges, cada vez hay menos bitcoin disponibles porque la gente los compra y los guarda. Así de claro. Menos oferta. Más demanda. ¿Resultado? Precio para arriba. Economía básica, que curiosamente muchos economistas no entienden.
Ahora bien, si estás en un país con sistema financiero estable, puede que aún lo veas como un capricho o una burbuja. Pero prueba a preguntarle a un argentino, a un venezolano, a un turco, qué harían si mañana su moneda volviera a desplomarse. Ya lo están haciendo. Están usando Bitcoin como su plan B, como su única salida, como su forma de no quedarse sin nada cuando su banco decide que ya no puedes sacar tu dinero. Aquí es una alternativa. Allí, es supervivencia.
Yo no vengo a convencerte. Vengo a decirte lo que hay, el sistema se tambalea y lo hará más. Tú decides si cuando eso ocurra estás del lado de los que tienen oro digital o del lado de los que siguen esperando que el banco central no les arruine otra vez. Yo, personalmente, compro Bitcoin cada semana. Pase lo que pase. Porque no quiero un descapotable, quiero libertad. Porque no busco gustarle a nadie, busco tener poder de decisión. Porque prefiero una wallet con 0.10 BTC que una nómina dependiente de un jefe con corbata y alma de funcionario.
Si has leído hasta aquí es que algo dentro de ti ya lo sabe. Te falta dar el paso. Por eso te lo pongo fácil, hazte una cuenta en Bitvavo y recibe 10€ gratis en Bitcoin al registrarte.
Así, sin trampa. Sin letra pequeña.
Aunque yo mismo invierto en bitcoin lo sigo viendo como una apuesta, algo innecesario, puesto que para cualquiera de sus usos ya tenemos su tecnología DLT, por lo que se pueden crear otras criptomonedas, o la tecnología que se ha usado para otras criptos.
Cuando dices que aquellos que dicen que el bitcoin no tiene valor intrínseco son economista de sofá, recuerda que el propio Warren Buffet y otros economistas famosos opinan igual. Para mi su único valor intrínseco es el de poder usarlo en transacciones que no sean rastreables, como las usadas en el mercado negro. Se podría usar cualquier otra criptomoneda pero entiendo que bitcoin es de las más fiables y conocidas, ahí reside para mi su único valor.
Y por otro lado el precio del oro es mucho mayor a su valor intrínseco pero eso no quiere decir que no lo tenga. El oro es muy apreciado en joyería, desde el inicio de los tiempos. Pero no solo eso, en electrónica se utiliza en componentes electrónicos, como conectores, circuitos impresos, chips de memoria y microprocesadores, debido a su excelente conductividad eléctrica y resistencia a la corrosión. En medicina también tiene usos, incluso para algunos tipos de cáncer. Se usa incluso en componentes electrónicos de satélites y sondas espaciales.
Por tanto no veo fácil comparar el valor intrínseco del oro con el del bitcoin. Pero repito, a pesar de ello yo sigo invirtiendo en él, al igual que mucha gente que opina como yo, porque a pesar de su volatilidad sabemos que hay muchos grandes inversores detrás que no lo van a dejar caer de la noche a la mañana, que van a impedir a toda costa que pase a ser otro activo sin apenas valor residual como lo fueron los tulipanes.