Antes de que vendas tu coche, hipoteques a tu abuela o empieces a buscar tutoriales para operar futuros desde el baño de la oficina, necesito decirte algo que no vas a leer en Twitter, ni en ese grupo de Telegram donde todos se creen expertos porque acertaron una subida.
Bitcoin no está en máximos históricos. Lo que está en mínimos es el valor del dinero con el que lo mides. Y eso, aunque parezca un detalle, lo cambia todo.
De hecho mira esto, en términos del dólar está en máximos, pero en términos de euros no.
El gráfico parece una obra de arte contemporáneo: líneas verdes apuntando al cielo como si la riqueza fuera una cuestión de fe. Y tú ahí, con el móvil en la mano, mirando cada vela como si de ella dependiera tu destino. Pensando que esta vez sí. Que ahora te toca. Que ya sufriste suficiente y el mercado, en un giro poético de justicia, va a premiarte.
Pero el mercado no es justo. Ni ético. Ni siquiera lógico. Es una máquina diseñada para absorber tu energía, tus emociones y, con suerte, tu patrimonio, si no sabes lo que estás haciendo.
No estás invirtiendo. Estás reaccionando. Cada subida valida tu fantasía.
Cada retroceso activa tus inseguridades. Y en ese vaivén, pierdes el control.
Te dijeron que Bitcoin era libertad. Y tenían razón. Pero no libertad para dormir menos, obsesionarte más y convertirte en esclavo de una aplicación con velitas de colores.
El problema no es Bitcoin. El problema es que tú entraste a este juego buscando el premio, no el aprendizaje. Compraste porque otros compraban. Subiste al tren cuando ya estaba en marcha. Y ahora te preguntas si deberías meter “un poco más”, como si tu estrategia se escribiera en función del entusiasmo de los demás.
¿De verdad pensabas que ibas a ganar en un juego que no entiendes, contra jugadores que diseñaron las reglas?
Tú no eres el lobo. Eres la oveja con complejo de depredador.
Y lo peor no es que pierdas dinero. Lo peor es que no aprendes nada. Porque cuando caes, culpas al mercado. A los “manipuladores”. A las ballenas. A todos, menos al verdadero responsable: tú y tu forma de ver el dinero como un milagro y no como una herramienta.
Déjame decirte algo que vale más que muchos cursos y predicciones:
No hay riqueza sin paciencia.
No hay libertad sin estrategia.
Y no hay sabiduría en seguir al rebaño cuando su camino está lleno de trampas.
Bitcoin puede ser una herramienta de independencia. O puede ser tu nueva adicción disfrazada de oportunidad.
Y tú eliges, cada día, en qué lado quieres estar.
El mercado no está aquí para hacerte rico. Está aquí para medirte. Para ver cuánto aguantas sin perder la cabeza. Para ver si tienes un plan o si solo tienes hambre.
Y sí, Bitcoin puede ser libertad. Puede ser independencia. Puede ser el vehículo hacia algo más grande que el sueldo de tu jefe. Pero solo si dejas de tratarlo como si fuera un rasca y gana.
Así que empieza por lo básico. Entra. Observa. Prueba. Aprende. Ten un poco de Bitcoin, sin importar el precio al que esté.
Ábrete una cuenta gratuita en Bitvavo desde este enlace y te llevas 10€ en Bitcoin. Así lo pruebas. Pero te advierto. Esto es como las drogas. Cuando lo pruebas, no hay vuelta atrás. Toma la pastilla naranja.
Interesante
BRUTAL!🟠